jueves


En el proceso de dejarlo, de mi vida arrancarlo, vuelve a pedir perdón, y me someto a los instintos, convenciéndome sus besos y el juicio es el error. Mi futuro esta en sus manos, y si acaso es un pecado, que le voy a hacer. Como puede ser tan bello, y a la vez envenenarme con su dosis de miel, él tiene un toxico agridulce la sustancia de mi amor. Su maldito veneno, que viene en frascos de besos, en botestios de miel, me engatusa el sentido, soy una ilustra perdida que vende el alma por la sensatez. Por su maldito veneno, esto se va a poner feo, y ya verán lo que haré. Voy a jugarme con fuego, hasta derretir el hielo, no moriré por un hombre.